martes, junio 20, 2006

“Telepizza” lanza sus becas de ayuda a investigadores post-doctorales ante el alborozo febril de la alta sociedad castellonense.
Eudofloxio Ripoll, un joven de 38 años, se siente afortunado de haber encontrado una vivienda cerca de su puesto de trabajo indefinido: duerme bajo la barra de “Telepizza”, una iniciativa que “Telepizza” está llevando a cabo entre los jóvenes parados de 38 años y más. Gracias a la ya famosa “Beca post-doctoral Telepizza Doble Queso” cientos de doctores universitarios en paro están pudiendo encontrar aquello que tanto anhelan: un sueldo fijo según valía y una vivienda digna debajo de su puesto de trabajo. Rigoberto Hez, gerente provincial de “Telepizza”, se muestra orgulloso de poder ayudar a este grupo humano, tan infravalorado. Usufructo Anal III (10/06/2006)
“La primera vez que vi un investigador post-doctoral en paro, se me revolvieron las tripas”- afirma Rigoberto Hez- “iba andando por la calle como un ciudadano normal y vi a uno de ellos intentando cruzar el semáforo en rojo varias veces, me di cuenta enseguida de que necesitaba a ayuda porque tenia un calcetín de cada color y sangraba abundantemente, pensé en ejecutarle con mi arma reglamentaria de “Telepizza” pero se me encasquilló en ese momento”. Gracias a esta jugada del destino nuestro empresario -joven y locuaz- se sumergió en el proceloso mundo de los investigadores post-doctorales sin trabajo, realizando varias visitas a la Unibersidaz Jaime III de Castellón pudo observar una triste realidad: la incomprensión que embargaba a esta especie de secta- “Vi mucho recurso humano suelto y efectivamente note un hedor asqueroso a libros y a asepsia, me di cuenta de que eran individuos aun jóvenes , aunque cortos de vista y muchos de ellos demasiado velludos para ejercer ninguna forma de trabajo decente. Enseguida tuve una idea: les engañaría”. La cruel pero modélica iniciativa de Rigoberto consiguió interesar a los primeros investigadores post-doctorales “colgué una serie de carteles en las columnas ofreciéndoles un trabajo acorde con su valía y una vivienda digna, a pesar de que también se presentaron a las pruebas muchos nigerianos y moros llevando gafas de pasta y camisetas de la UJI no consiguieron engañarme”- nos dice blandiendo su arma reglamentaria-. “Me contaron que muchos de ellos vivían de los restos de comida que los profesores universitarios dejaban en las mesas de la cantina y de robar bocadillos a los niños en los colegios”
La iniciativa enseguida calo hondo en este grupo de seres que no se encuentran preparados para ningún trabajo conocido y muestran dificultades de expresión y de socialización- “Muchos no sabían quien era el “cuñao” ni lo de “Opa viaze un corral”, estaban tan perdidos que, movido por una pulsión incontrolable me dio por orinarles encima , lo que muchos agradecieron como una nueva experiencia” Tras una serie de dossiers que ellos estudian “muy aplicadamente y en silencio” los investigadores post-doctorales hacen una serie de pruebas como emborracharse hasta el paroxismo, rebasar limites de velocidad establecidos con la preciosa ayuda de la Benemérita, permanecer en garitos de colombianos bailando salsa hasta el amanecer y sexo grupal con prostitutas. “Para lo de las prostitutas Telepizza los subvenciona hasta en un 60%, el resto viene de una pequeña aportación de la Diputación de Castellón, valga la redundancia- nos comenta extasiado Rigoberto Hez.
“Obviamente ha habido bajas” nos confiesa Rigoberto fingiendo dolor. En efecto muchos investigadores mueren de manera brutal mientras consumen drogas sin estar preparados “ hemos tenido casos en los que después de beber su primer whisky a palo seco han fallecido ahogados en su propio vomito ante la impasibilidad de los demás”
En la primera fase- de aprendizaje- en “Telepizza” el investigador recibe un sueldo de 2, 5 euros por hora, -para muchos su primer sueldo digno- con el tiempo puede llegar a ser “Oberführer” cobrando ya 4, 5 euros por hora. Eudofloxio Ripoll nos comenta- tras recibir la pertinente autorización para hablar en el trabajo-“ En la universidad estaba haciendo un estudio sobre las estructuras de los aminoácidos proteicos pero el director del departamento me obligaba a presentarme desnudo de cintura para abajo y a obtener vasos de ensayo en las gasolineras de BP”, y continua “de vez en cuando me tiraba medio bocadillo de “pamplonés” siendo este mi único pago” “ Aquí soy feliz y me siento una pieza importante en la sociedad”- ¡Bienvenido, pues!

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