martes, octubre 11, 2011

Rafita; una historia de metano, amor y odio




Rafita era el típico niño gordito y adherente que todos conocemos. Su paso por el colegio estuvo plagado de burlas de sus compañeros, pero no por el hecho de que fuese mas o menos orondo, sino porque su madre lo llamaba Rafita, a grito pelao, desde el balcón de su domicilio. Rafita intentaba ganarse el respeto de sus compañeros, levantándole las faldas a las niñas, tirándose pedos mas largos que nadie, cazando sapos o asustando viejas, pero cuando había llegado a ser admirado por su valentía sin igual , salía su madre al balcón del primer piso y gritaba: “Rafitaaaaaaaaaaaaa, a comeeeeeeeeeeeeeeeeeeerrrrrrrrrr”. Los amigos se descojonaban , y dejaban de ser amigos suyos.

Rafita creció, y cuando empezó el bachillerato pesaba 120 kilos. No tenía amigos y se vestía constantemente con un chándal de franela, que no se quitaba ni para dormir, por comodidad. Llego a ser el típico desahuciado social, que no conseguía hacerse amigo de nadie, ni siquiera lo intentaba. Algunos profesores intentaron guiarle un poco académicamente, pero acabaron deprimiéndose y en algunos casos suicidándose. Como Rafita no aprobaba nada (bueno, le aprobaban religión) , sus perspectivas laborales eran nulas, consiguió entrar en un módulo de fontanería, donde no destacaba tampoco, ya que todos los desahuciados estaban allí.

Un buen día, mientras destripaba un grifo para después ( teóricamente) montarlo otra vez, Rafita sintió que necesitaba expeler una ventosidad. Mientras levantaba la mano para pedir permiso para ausentarse, los músculos de su esfínter no aguantaron mas y expelió la ventosidad mas larga que se recordaba en aquel politécnico, labor harto difícil ya que el Politécnico en cuestión era conocido por los concursos de pedos y eructos que allí tenían lugar.

El profesor de fontanería creativa, Rómulo Polla, dudo ante la ofensa, ¿que debía hacer?, ¿llevarlo al director para que fuera convenientemente sodomizado o castigarle media hora con la cabeza dentro del bater?, (típico castigo en el módulo de fontanería) pero lo pensó mejor y una idea , deforme y peligrosa empezó a gestarse en su depravado cerebro.


Cuando acabo la clase. Rómulo, se acerco a Rafita y , tras preguntarle el nombre, le comunico su plan:- Mira rafita, te he visto mucho potencial en lo relativo a las ventosidades, quiero que sepas que existe un circuito secreto de concursos de ventosidades que te reportará pingües beneficios y aceptación social, estos eventos son ilegales, y se mueve mucho dinero en las apuestas. Yo estoy divorciado dos veces y tengo siete hijos a los que pasarles una pensión , por lo tanto quiero dejar esta mierda del politécnico, porque entre el sueldo y los grifos que robo no me llega ni para coñac. Seré tu agente , con la condición de llevarme el 75 por ciento del beneficio. Lo tomas o lo dejas.


Ni que decir tiene que Rafita lo tomó. Al principio le resulto chocante lo fácil que le resultaba ganar los torneos que se realizaban por los pueblos, normalmente de Palencia y Valladolid. Llegó a ganar tanto y tan seguido, que las apuestas bajaron y empezó a perder dinero.


Rómulo Polla llegó a la conclusión de que había que darle una vuelta de tuerca al espectáculo, al público ya no le era sufiente con lo que veía. Había que darle mas. Es cuando nació Ra-fart, el hombre gas.

Convenientemente disfrazado como una deidad egipcia Ra-fart, el hombre gas desarrollaba su espectáculo en teatros pequeños, de provincias, al principio no tuvo demasiada aceptación ya que la gente prefería pagar por ver a artistas tan renombrados como los Pecos, OBK o La Guardia , gente fresca y original, con una propuesta artística provocadora. Pero el boca a boca funcionó y tras seis meses de gira Ra-fart, el hombre gas, lo estaba petando.


Exhaustos, Rómulo Polla y Rafita estaban pasando unas vacaciones de incógnito en Benidorm , convenientemente acompañados por señoritas de compañía y botellas de Bourbon cuando recibieron la llamada que habían estado esperando durante muchos años. Les llamaron para actuar en el Teatro Real de Madrid, ante la egregia presencia de SS.MM y el Cardenal Rouco Varela, muy aficionados todos a este tipo de espectáculos castizos y populares.



Llegó pues el gran momento que comenzó como no podía ser menos con la inserción de una manguera en el ano, que alimentaba un hornillo de gas, entre los aplausos enfervorecidos y alborozados del público Ra-fart, consiguió hervir un huevo duro, que un voluntario peló . Después accionó un molinillo de viento durante casi un minuto entre los aplausos de la infanta Elena, presente en el acto. Tras iluminar la sala con una serie de llamaradas Ra-fart, disfrazado como dijimos de Faraón egipcio, avisó a la audiencia de que lo que iban a presenciar era muy peligroso y de que era conveniente que no se intentase recrear en sus domicilios y procedió a meterse en una bolsa de basura industrial que su ayudante, cerró con una argolla. El publico apreció como la bolsa se iba hinchando e hinchando e hinchando, hasta quedar reluciente y tensa como un tambor. Tras diez minutos de espera, en los que el publico estuvo amenizado con una pieza de música clásica (Las Valquirias, de Wagner) . Rómulo Polla acercó la llama de un mechero al inmenso globo que se había formado en medio del escenario. El público contuvo la respiración.

Tras una deflagración brutal, que carbonizó tanto a Rómulo como a los asistentes de las primeras filas, el espectáculo acabó con la intervención de los Geos, que pegaron ostias a diestro y siniestro y con Rafita llevado a la UVI, mientras musitaba con un hilo de voz, volveré, volveré.....

Seré acaso yo, maestro??

Mi foto
Soy un ser con patas que ha caido aquí, mire usted por donde y no tiene ninguna intención de quedarse.

¿Si tu amigo, coprofago, te invitase a cenar por su cumpleaños porque tu eres el UNICO amigo que tiene....?

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