Lo había hecho otra vez. Esta vez no pretendía hacerlo, pero lo había hecho. De su boca habían salido clara y explícitamente, cuidadosamente articuladas las palabras: pues es usted un hijo de puta.
Aunque esta vez, como todas las anteriores necesitaba el trabajo algo en su interior le llevo a hacerlo de nuevo. Inconscientemente se había puesto su camisa de pueblos en la que se contemplaba una bella panorámica de Chodos (Castellón) desde la carretera nacional, además de unos pantalones de seda , blancos y apretados y unas botas de charol blanco con la punta reforzada.
El entrevistador , ruborizado y al borde de las lagrimas salio de la habitación dejando allí el curriculum. El permaneció tranquilo, con la mirada perdida sentado y preguntándose porque había hecho lo que había hecho si no queria.
Realmente sus vinculos con la realidad eran cada día mas endebles, habia visto como toda muestra de objetividad o siquiera sentido común sobre su situación empezaba a palidecer. Se levanto con la enésima sensación de vertigo de su existencia.
De hecho actuaba como si esto realmente no le estuviese pasando a el, se veia a si mismo al borde del abismo desde una perspectiva superior y se deleitaba y gozaba con el intensísimo dolor que se estaba inflingiendo.
Como solía ser habitual después de cada entrevista le entraron unas ganas enormes de cagar. Entró en el primer bar que se encontró aquella tediosa tarde y sin hablar con nadie ni mirar a nadie ni pedir nada se metió directamente en el servicio.
Al defecar pensó en su infancia, una tenue ensoñacion le acompañó durante todo el acto defecatorio, recordó su niñez cuando se revolcaba en el barro de una charca o cuando le picó una avispa en la polla, sus primeras erecciones y una piscina de plástico desmontable que el acuchilló con una aguja de hacer punto.
Al disponerse a salir vio que la puerta no se abría. Gritó para que le sacasen. Silencio absoluto.
No se oía nada, ni una tragaperras, ni la televisión . nada
Utilizando su fuerza sobrehumana intentó derribar la puerta , cargando sobre ella, a puntapiés. Parecía estar hecha de hormigón. Se sentó en el bater y empezó a leer los grabados soeces que había en la puerta “un culo para tu polla tlf.XXXXXXXXX”. “Polla de 42 cm tlf XXXXXXXXX”. Te como el rabo Tlf XXXXXXXXX” Se busca administrativo de exportación: XXXXXXXXX”.
Solo al final medio borrado habia una nota “ Si quieres salir de aquí , llama al XXXXXXXXX, coste de la llamada 0,76 cent/minuto”
Asombrado, pero decidido, llamó, aunque ya estaba empezando a encontrarse a gusto allí. Consiguió comunicar con alguien , era una máquina que le decía que en breve alguíen atendería su llamada. Mientras tanto se oia de fondo la esperanzadora tonadilla “Los campanilleros” interpretada por La Niña de la Puebla. Pasaron 10 minutos.
Otra máquina le preguntó por su ubicación exacta. A pesar de no tener ni puta idea, consiguió decirla, asombrado. La máquina le dio las gracias y le aseguró que en breve se pondrían en contacto con él.
Tres horas mas tarde, el agua del inodoro (que olia que apestaba) comenzó a hervir. Ante su sorpresa el agujero del bater empezó a ensancharse y algo parecido a una cabeza pugnaba por salir. Apareció una cabeza , un brazo , después otro y por ultimo un cuerpo diminuto. Un ser feo enano, contrahecho y deforme levitó medio metro por encima del bater.
Clavando su mirada en él le dijo:
-“Hola, me llamo Juan de Dios , perdona que haya llegado tan tarde pero estoy muy ocupado . Este curro es una puta mierda. Si quieres factura te tengo que cobrar el IVA si no quieres te hago una rebaja. Son 45 euros por abrirte la puerta del bater. Si además quieres , no se , que te de por culo o lluvia dorada o algo son 150 euros mas. Tu mismo”.
Salío por el pasillo a un bar de pueblo, lleno de bullicio, de abuelos jugando al guiñote y deficientes visuales vendiendo cupones. Un negro de dos metros vendía también figuras de madera de dudoso gusto. En la tele el comentarista deportivo aullaba que habia sido penalti.
Aunque esta vez, como todas las anteriores necesitaba el trabajo algo en su interior le llevo a hacerlo de nuevo. Inconscientemente se había puesto su camisa de pueblos en la que se contemplaba una bella panorámica de Chodos (Castellón) desde la carretera nacional, además de unos pantalones de seda , blancos y apretados y unas botas de charol blanco con la punta reforzada.
El entrevistador , ruborizado y al borde de las lagrimas salio de la habitación dejando allí el curriculum. El permaneció tranquilo, con la mirada perdida sentado y preguntándose porque había hecho lo que había hecho si no queria.
Realmente sus vinculos con la realidad eran cada día mas endebles, habia visto como toda muestra de objetividad o siquiera sentido común sobre su situación empezaba a palidecer. Se levanto con la enésima sensación de vertigo de su existencia.
De hecho actuaba como si esto realmente no le estuviese pasando a el, se veia a si mismo al borde del abismo desde una perspectiva superior y se deleitaba y gozaba con el intensísimo dolor que se estaba inflingiendo.
Como solía ser habitual después de cada entrevista le entraron unas ganas enormes de cagar. Entró en el primer bar que se encontró aquella tediosa tarde y sin hablar con nadie ni mirar a nadie ni pedir nada se metió directamente en el servicio.
Al defecar pensó en su infancia, una tenue ensoñacion le acompañó durante todo el acto defecatorio, recordó su niñez cuando se revolcaba en el barro de una charca o cuando le picó una avispa en la polla, sus primeras erecciones y una piscina de plástico desmontable que el acuchilló con una aguja de hacer punto.
Al disponerse a salir vio que la puerta no se abría. Gritó para que le sacasen. Silencio absoluto.
No se oía nada, ni una tragaperras, ni la televisión . nada
Utilizando su fuerza sobrehumana intentó derribar la puerta , cargando sobre ella, a puntapiés. Parecía estar hecha de hormigón. Se sentó en el bater y empezó a leer los grabados soeces que había en la puerta “un culo para tu polla tlf.XXXXXXXXX”. “Polla de 42 cm tlf XXXXXXXXX”. Te como el rabo Tlf XXXXXXXXX” Se busca administrativo de exportación: XXXXXXXXX”.
Solo al final medio borrado habia una nota “ Si quieres salir de aquí , llama al XXXXXXXXX, coste de la llamada 0,76 cent/minuto”
Asombrado, pero decidido, llamó, aunque ya estaba empezando a encontrarse a gusto allí. Consiguió comunicar con alguien , era una máquina que le decía que en breve alguíen atendería su llamada. Mientras tanto se oia de fondo la esperanzadora tonadilla “Los campanilleros” interpretada por La Niña de la Puebla. Pasaron 10 minutos.
Otra máquina le preguntó por su ubicación exacta. A pesar de no tener ni puta idea, consiguió decirla, asombrado. La máquina le dio las gracias y le aseguró que en breve se pondrían en contacto con él.
Tres horas mas tarde, el agua del inodoro (que olia que apestaba) comenzó a hervir. Ante su sorpresa el agujero del bater empezó a ensancharse y algo parecido a una cabeza pugnaba por salir. Apareció una cabeza , un brazo , después otro y por ultimo un cuerpo diminuto. Un ser feo enano, contrahecho y deforme levitó medio metro por encima del bater.
Clavando su mirada en él le dijo:
-“Hola, me llamo Juan de Dios , perdona que haya llegado tan tarde pero estoy muy ocupado . Este curro es una puta mierda. Si quieres factura te tengo que cobrar el IVA si no quieres te hago una rebaja. Son 45 euros por abrirte la puerta del bater. Si además quieres , no se , que te de por culo o lluvia dorada o algo son 150 euros mas. Tu mismo”.
Salío por el pasillo a un bar de pueblo, lleno de bullicio, de abuelos jugando al guiñote y deficientes visuales vendiendo cupones. Un negro de dos metros vendía también figuras de madera de dudoso gusto. En la tele el comentarista deportivo aullaba que habia sido penalti.
.jpg)
