jueves, marzo 25, 2010

La grotesca historia del profesor Coprófagez y otras falacias por el estilo.


Edelmiro Coprófagez era un profesor de la Universidad que, debido a unos avatares del destino (que en buena medida se encontraban en su cabeza), se veía solo, desamparado y soltero en la vida. Era un hombre de hoy en día que se jugaba el todo por el todo constantemente, sin importarle quien caería, era un enamorado de su carrera y de sus estudiantes (femeninas) a las que no perdía ocasión de contarles lo solo y lo triste que se encontraba.

Un buen día, se despertó en su ático de diseño minimalista y estuvo a punto de morir ahogado por el metano acumulado en la habitación, producto de sus ventosidades nocturnas. Arrastrándose llegó a pedir auxilio por el teléfono y cuando vino la asistenta se lo encontró desmayado , delirando y a punto de perder la vida.

En estas circunstancias, una ambulancia lo llevó hasta el hospital, allí un amigo suyo, el doctor Odin Schwanzlecker lo examinó profusamente, le introdujo una linterna en el recto sin demasiada base científica (solo para divertirse) , le hizo varias pruebas a cual mas absurda y, finalmente, llegó a la mas aterradora conclusión a la que un médico puede llegar:

"Mira Edelmiro, voy a ser claro contigo: estás embarazado. Las flatulencias son producto de que el ser que llevas en tu interior ha crecido y te ha presionado el intestino".

Edelmiro lo miró con los ojos inyectados en sangre y a punto de volver a desmayarse y con un hilillo de voz le dijo: "pero...no puede ser, hace mas de cinco meses que no cohabito con mi mujer y además yo soy un hombre y los hombres no podemos.....¿no?... "

A lo que su amigo Odin le contestó: “mira , yo que se ,aquí cada día vienen casos mas raros y tú estas preñao de tres meses. Haber puesto medidas antes o haberte puesto un DIU, yo me voy que tengo una competición de eructos, hala, adiós!.”

Edelmiro salió de la clínica pensando en su futuro , el quería ser libre como los pájaros , como los rinocerontes, como los ñus...y ahora tendría que hacerse cargo de un bebe recién nacido. Pensó en abortar, pero era demasiado para él, a pesar de todo, algo no le cuadraba, porque él era un hombre, teóricamente los hombres no están preparados físicamente para quedarse embarazados....

Llego lívido a su domicilio, donde encontró una enciclopedia en la que aparecía un cuerpo humano mostrando los intestinos, el bazo, los tendones, los nervios, el cerebro, el esternón y los testículos, vamos, todo. Le vino una arcada producto de su estado de gravidez.

Cuando llegó a su despacho en la Universidad se miró al espejo de frente y de perfil: efectivamente su abdomen estaba empezando a abultarse, se notaba pesado y con frecuentes ganas de mear ( o de orinar) . No sabía hasta cuando podría ocultar su estado a los alumnos y a los demás compañeros, pensó en pedir un año sabático para tener a su hijo en Groenlandia y volver con él como si no fuese suyo y se lo hubiese encontrado en un igloo...

Salió pronto de dudas: en el tablón de anuncios de la facultad había una grotesca caricatura suya y debajo la frase: ¡El profesor Coprofagez está preñao! ¡Felicidades!. Efectivamente, el hijo de puta del doctor Schwanzlecker había distribuido la noticia por el Facebook, convenientemente aderezada con fotografías de la introducción de una linterna en su recto...etc.

Realmente no le preocupaba que se supiese, ya que mucha gente en la Universidad había sobrevivido a escándalos mas graves sin que su carrera se viese afectada, lo que mas le preocupaba ahora era encontrar una madre para su futuro hijo porque él no estaba dispuesto a cargar solo con la responsabilidad.

Intentó dejárselo caer a algunas alumnas y a algunas amantes que tenía, pero lo mandaron prácticamente a tomar por culo. Se veía abocado a ser un padre soltero, se compró unos chándales de yonki para poder vestirse con algo y poco a poco fue aceptando su estado, aprendió a hacer calceta ...etc.


Bien avanzado su embarazo, reflexionando una tarde sobre la paternidad de la criatura, cayó en la cuenta de que solo una persona podría haber sido el padre. La duda le abrumaba, así que se fue a la consulta de su amigo el doctor Schwanzlecker, que le recibió desnudo de cintura para abajo y en un evidente estado de embriaguez.

La respuesta fue concluyente: “Si mira Edelmiro, el sexo oral no comporta riesgo de embarazo casi nunca pero en uno de cada doscientos cincuenta y cuatro millones si que se ha dao un embarazo (no deseado, claro), o sea que mira tú a ver a quíen le has chupado la polla últimamente y te vas a reclamar, y ahora, déjame, que tengo que colgarme una campana del pene...”

Acongojado y acojonado Edelmiro pensó en el único hombre con el cual había mantenido relaciones orales, su jefe de departamento el profesor emérito Austrodulio de la Hez , eminencia donde las hubiera y director de su tesis, y sobre todo el que le había proporcionado el puesto en la Universidad. Entonces, se sentó en una silla de la consulta y se desmayó.




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Seré acaso yo, maestro??

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Soy un ser con patas que ha caido aquí, mire usted por donde y no tiene ninguna intención de quedarse.

¿Si tu amigo, coprofago, te invitase a cenar por su cumpleaños porque tu eres el UNICO amigo que tiene....?

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