viernes, julio 25, 2008

CRISIS .¿QUE CRISIS?





Juan de Dios vacilaba de paquete, pantalones apretados, peinado con mechas y camisas de marca, marca muy cara se entiende , en las camisetas venían una serie de letreros falaces escritos en inglés, de los que afortunadamente Juan de Dios desconocía el significado. No era este el único significado que Juan de Dios desconocía, desconocía el significado de la palabra “protuberancia” también desconocía el de la palabra “animadversión” y así una serie muy muy larga de palabras entre las que se encontraban “helicoidal” y “hermafrodita”.

Sería mas corto, de hecho, hacer un listado con las palabras que conocía, que rondaban en torno a las 250-300, pero de todas ellas solo usaba asiduamente unas 50-60, entre ellas “laplei” (playstation), “queaioidecomer?” -entendido como una palabra- y “ostiajoder” o “ yomesientoespañol”. Bueno, ni que decir tiene que Juan de Dios trabajaba en la obra (no en el Opus Dei) y allí se hinchaba a ganar dinero. Las inversiones que su limitada inteligencia le permitió hacer con ese dinero consistían en la mencionada “pleistaision” , un SEAT león con un ancho de rueda superior al permitido y un sistema de sonido que consumía tanta electricidad al mes como una provincia del Sudan.

Juan de Dios nunca supero octavo de EGB, a pesar de que intentó falsificar las notas varias veces. Esto es algo de lo que él se enorgullecía, de hecho si hubiese existido alguna camiseta en la que se pudiese leer: “No tengo el graduado escolar pero gano mas que tu” él hubiese sido el primero en comprársela. El objeto de todas sus burlas era Edelmiro, su vecino de abajo. Edelmiro, ciertamente apocado, era un estudiante de quinto de arquitectura , que se desplazaba con una mobilette a la facultad y que gastaba unas gafas densísimas y cuadradas, fruto de sus interminables noches ante el flexo.


Juan de Dios era extraordinariamente cruel con él, se reía ante su ropa, de su cara y de su moto. Edelmiro intentaba evitarle pero esto no era siempre posible. Ni que decir tiene que Juan de Dios se consideraba a si mismo un pilar de la sociedad. Creía ser imprescindible para el mantenimiento de la nación, de los bares de menú diario y de las tiendas tunning, de las boutiques de ropa cutre y cara y de los creadores de politonos para el móvil.

Entonces llegó la crisis.

El término crisis no estaba en el escaso listado de palabras de Juan de Dios, tampoco el termino diccionario, con lo cual no lo pudo buscar en el diccionario. En su empresa comenzó a observar que faltaba gente. A él le daba igual porque “era un pilar en esa empresa, mandaba mas que nadie y hacia lo que le daba la gana” . Un día que se acerco al despacho del encargado para comerle un poco la polla, notó que este tampoco estaba, llevaba ya días sin venir.

Mientras los compañeros restantes se afiliaban a unos sindicatos que él detestaba , “porque era un trabajador y no un vago de mierda” Juan de Dios se dirigió a las oficinas centrales de la promotora ya que ese mes le faltaban 2000 euros en la nómina. Con mirada bovina y glauca observó que en las oficinas de PUTASA, se habían instalado unos chinos que habían bautizado el local como “GLAN MULALLA TODO A 1 EULO”. Como era racista (pensaba que nos invadían y eso) no se dignó ni siquiera a saludarles. Uno de los chinos se dirigió a él con una amplia sonrisa : “Tu complal?, complal?”


Tras devolver el SEAT León, la playstaisión y buena parte de su ropa, Juan de Dios, virtualmente un inútil deambulando por la calle, llegó hasta su portal con una cerveza de mas. Anonadado, consiguió leer una placa que nunca había visto allí: “Edelmiro Hez, Arquitecto: proyectos, reformas, consultoría, masturbación colectiva…y un largo etcétera”. Quiso morir.


Ahora era él, el que intentaba evitar a Edelmiro por la escalera. Al no disponer de la playstaision pasó por una etapa masturbatoria que le hizo perder veinte quilos, como ya no podía recargar el movil intentaba hablar o bien por el portero automatico , con quien pasase en ese momento por la calle o bien a traves de un platano que después , de mero aburrimiento, se introducía por el recto.

En un estado de enajenación y soledad cercano a la locura , con los ojos inyectados en sangre y una barba de 27 dias se encontró con Edelmiro en el ascensor. El temido momento había llegado. Desvió la mirada intentando leer , silaba a silaba el cartelito que advertia que los niños no deben subir solos. Edelmiro lo atravesaba con la mirada y reía para sus adentros ya que conocia sus dificultades con la palabra escrita.

Progresiva y lentemente Juan de Dios empezó a sentir un calor y una humedad no del todo extraña en su pierna derecha a la vez que un jovial y gracil repiqueteo líquido contra el suelo y las paredes del ascensor. Edelmiro con ojos beatificos dirigidos al neón del ascensor se subió la cremallera y –como ligeramente arrepentido de lo que iba a decir – exclamó: estoy buscando a alguien que se beba mi orina, si te interesa, baja mañana a mi despacho mañana a las once

Lo que sigue, ya es historia.





N.b: La imagen muestra como siempre hemos estado en crisis. El parche que le habían puesto ha sido a todas luces, deficiente....

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Soy un ser con patas que ha caido aquí, mire usted por donde y no tiene ninguna intención de quedarse.

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